¿Es aceptable a Dios mi actitud al sacrificar alabanza?
Malaquías 1:6-81:6 El hijo honra al padre, y el siervo a su señor. Si, pues, soy yo padre, ¿dónde está mi honra? y si soy señor, ¿dónde está mi temor? dice Jehová de los ejércitos a vosotros, oh sacerdotes, que menospreciáis mi nombre. Y decís: ¿En qué hemos menospreciado tu nombre?
Mal 1:7 En que ofrecéis sobre mi altar pan inmundo. Y dijisteis: ¿En qué te hemos deshonrado? En que pensáis que la mesa de Jehová es despreciable.
Las palabras del profeta Malaquías surgen en medio de un Israel de unos 100 años después de haber regresado del exilio y que a duras penas logró reedificar el Templo y la adoración a Dios en Jerusalen. Las circunstancias del pueblo de ese tiempo eran de pobreza, ellos habían regresado a su tierra, pero es obvio que levantarse como una nación poderosa no iba a ser tan fácil, el Templo ya no era un lugar lujoso como el anterior, ese pudo haber sido un factor para el pueblo al momento de ofrecer sus sacrificios a Dios, si no tienen buena cantidad de animales, si la mayoría de esos animales son defectuosos quedando solo unos pocos en buen estado, era mucho más difícil dar un animal en buen estado, considerando sus propias necesidades lo más probable era que movidos por esas razones presentaban a Dios animales defectuosos y al parecer no les preocupaba tanto cumplir al pie de la letra con las especificaciones de Dios.
Pero más alla de su pobreza la Biblia dice que los sacerdotes decían del culto a Dios: "inmunda es la mesa de Jehová" "su alimento es despreciable" vers. 12, pero Israel había llegado aun más allá al decir: ¡Oh, qué fastidio es esto! vrs. 13, Con lo cual vemos que no se trataba solo de escasez económica o de pobreza, se trataba de un asunto de mala voluntad y falta de deseo, de desagrado;
Puede que al leer esos versículos a muchos de nosotros nos cause tristeza encontrar esas frases, pero cada frase manifiesta lo interno del corazón de los sacerdotes y del pueblo de Israel, ellos no solo lo decían sino que lo sentían así desde lo profundo de su ser, se habían aburrido, cansado, fastidiado, del culto a Dios, les pareció una carga, un castigo, quizá les pareció una rutina y lo demostraban con sus actos.
Aun cuando Dios en la Ley les había prohibido presentar animales defectuosos en sus sacrificios (como lo vimos en la parte 2) el pueblo del tiempo de Malaquías al parecer no tenía ningún problema con presentar animales ciegos, enfermos, cojos, etc. para ser sacrificados a Dios.
Casi un siglo de haber practicado nuevamente el sacrificio continuo a Dios vasto para que los israelitas mostraran nuevamente su apatía a esa adoración;
¿Pero cómo ve Dios esa apatía hacia su culto, hacia su altar, hacia sus sacrificios, etc.?
Malaquías nos da esa respuesta, y los textos al inicio de este artículo lo demuestran, Dios reprocha a Israel y a sus sacerdotes su actitud y sus actos mismos respecto a lo que hacían y cómo lo hacían, Dios ve falta de gratitud, falta de amor, y falta de correspondencia a ese amor recibido de Dios (de eso hablaremos en la parte 5) Muchos de ellos tenían animales en perfecto estado pero no se lo daban a Dios, incluso engañaban diciendo que no tenían animales sin defecto en su rebaño.
El Señor dice "ustedes han menospreciado mi nombre", con lo cual el Señor deja claro que con actitudes inadecuadas hacia sus adoración lo que estamos haciendo es menospreciar su Santo Nombre y menospreciarle a El, con esas actitudes el Señor dice que no se le está dando honra, la honra que el merece, con esas actitudes reflejada en los actos no se le está mostrando temor y reverencia como a Dios verdadero.
Dios dice en los versículos 9 y 10: ¿Cómo podéis agradarle, si hacéis estas cosas?, "yo no tengo complacencia en vosotros"
Así, el Señor deja bien claro que no acepta la actitud de ellos, que no le agrada no solo su actitud sino ellos mismos, que Dios no es complacido en ellos y sus actos.
Mattheuw Henry dice respecto a esto:
"Si hay una mente dispuesta, será aceptada, aunque esté defectuosa pero si hay un engañador dedicando lo mejor suyo a Satanás y a sus lujurias, está bajo maldición. Ahora los hombres profanan el nombre del Señor, aunque en manera diferente, contaminan su mesa, y muestran desprecio por su adoración."
Cuantas veces vemos en nuestro tiempo una actitud similar o peor a la que ese pueblo tuvo con respecto a la adoración a Dios, muchos cristianos se sienten aburridos, cansados, fastidiados de lo mismo, aun con descaro lo dicen: "ya estoy cansado que siempre sea lo mismo, esto es una rutina" y quieren novedad, quieren imitar al mundo religioso que nos rodea. Muchos, como ya lo había mencionado en otro artículo (negativismo en cuanto al canto) con diversas señales muestran esa apatía que tienen hacia el canto a Dios, no se interesan por mejorarlo, no quieren dedicar su tiempo en mejorar su canto a Dios, cuando ven una práctica de canto se alejan, piensan que es muy cansado estar repitiendo el mismo canto muchas veces, y no se ponen a pensar en que todo eso es para presentar un mejor sacrificio de alabanza a Dios, la razon para hacer todo eso es Dios, que él sea agradado en ello; Pero incluso, muchos de los jóvenes de "las nuevas generaciones de cristianos, lo que quieren es entretenimiento y distracción lejos de querer presentar sacrificio de alabanza y adoración." de tal manera que si no hay nada atractivo, divertido y entretenido no les parece bien, (tienen el entendimiento tan distorsionado).
Con actitudes como esas, vamos nosotros mismos profanando el altar de Dios, ofendiendo a Dios con nuestra actitud.
Esas actitudes son vistas por Dios y completamente rechazadas, no solamente la actitud sino quienes la tienen y la muestran con su apatía al venir a sacrificar a Dios en los cultos de adoración a Dios en las reuniones de la iglesia.
Entonces parte de nuestro sacrificio ofrecido a Dios es nuestra actitud y de ella depende si seamos aceptos a Dios y con ello nuestra ofrenda de labios, esforcémonos, pues, por mejorar nuestra actitud al presentarnos ante Dios, que no sea una carga sino más bien un privilegio, del cual gocemos con alegría haciéndolo. Si queremos ser agradables a Dios evitemos sentir y manifestar apatía hacia el culto de Dios, pues al despreciar su culto le estamos despreciando a él.
Recordemos: "No se trata solo de lo que ofrecemos sino de la actitud con que lo ofrecemos"
En la parte 4 trataremos sobre el tipo de sacrificio que le estamos dando a Dios
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